miércoles, 20 de julio de 2011

A 42 años de la llegada del hombre a la Luna

El 20 de julio de 1969 quedó marcado para siempre en la historia de la humanidad. A pesar de los múltiples comentarios que afirman que se trató de un montaje televisivo, la llegada del hombre a la Luna en la misión Apolo XI es considerada una de las grandes proezas de la humanidad.
Tras años de experimentación y 10 misiones Apolo, el equipo conformado por los astronautas Neil Armstrong, Edwin Eugene “Buzz” Aldrin y Michael Collins, logró alunizar en el único satélite natural de La Tierra. Solo los dos primeros lograron pisar suelo lunar, mientras que Collins se dedicó a dar vueltas en el espacio por 21 horas.
La frase “un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad” de Armostrong -al momento de bajar del módulo lunar para estampar la primera huella humana en la superficie del satélite- pasó a la posteridad como símbolo de una tarea que se antojaba imposible.
Apolo XI fue la primera misión que aterrizó en la Luna y la quinta tripulada del programa del mismo nombre. La odisea comenzó en Cabo Cañaveral, Florida, el 16 de julio de 1969 y finalizó el 24 de julio en el océano Pacífico.
Datos de la NASA indican que la misión costó unos 20.443.600.000 dólares, mismo que valieron para que Armstrong y Aldrin estuvieran dos horas y 31 minutos recolectando muestras lunares.
Alan Shepard, Edgar Mitchell, David Scott, James Irwin, John Young, Charles Duke Charles Conrad, Alan Bean y Harrison Schmitt, completan la lista de humanos que, en misiones posteriores, caminaron sobre un suelo del sistema solar diferente a La Tierra.
A 42 años del evento, las teorías de que el alunizaje estadounidense fue una farsa persisten, argumentando razones como que nadie estuvo presente para tomar fotografías de los dos astronautas que estuvieron al mismo tiempo sobre la Luna o que ninguna estrella se vio en la televisión durante la transmisión, por mencionar algunas.
Sin embargo, especialista de diferentes centros de investigación han refutado por años esas ideas, que parten de una teoría central de la necesidad de Estados Unidos de ganar la carrera espacial a la antigua Unión Soviética en tiempos de la guerra fría.
Las versiones en torno al famoso alunizaje han aumentado con el paso del tiempo y con declaraciones como las que hiciera en el 2007 Ken Johnston, exdirector del Departamento de Control de Datos y fotos en el Laboratorio de Recepción Lunar de la NASA durante los viajes tripulados Apolo.
Johnston dijo que el gobierno de Estados Unidos ordenó la destrucción de fotografías que hicieron los astronautas en la Luna, que daban fe de ruinas antiguas de origen artificial.
En el libro “Dark Mision: La historia secreta de la NASA”, Johnston y el exasesor del instituto espacial en tiempos del Apolo XI, Richard Hoagland, indicaron que algunos de los productos artificiales que los astronautas encontraron en la Luna hoy forman parte de la tecnología de países como India, Japón, Rusia y China.
El contenido del libro, así como las declaraciones que hiciera Aldrin respecto a que un objeto no identificado sobrevolaba la cercanía de la Luna mientras ellos emprendían la misión, elimina la versión del montaje televisivo, pero abre otra posibilidad que fascina a los amantes de la ufología: NASA aún oculta información de lo que realmente pasó en alunizaje.
Otra persona vinculada con el Apolo XI, Alan Davis, aumentó con sus declaraciones la teoría del secretismo espacial.

Davis trabajó en la estación de seguimiento de la NASA en la Isla Antigua, era ingeniero en telecomunicaciones y el encargado de recibir las imágenes de video que llegaban desde la Luna para luego enviarlas al organismo espacial, por lo que estaba al tanto de todo lo que los astronautas filmaron ese día.
En 1992, en una entrevista que concedió a un periodista español señaló que vio imágenes de construcciones artifícales. Desde luego, la NASA negó todo.
Pero es imposible que un evento de la magnitud de lo acontecido hace 42 años esté exento de especulaciones y versiones alternas, al final, los protagonistas de la historia son quienes conocen lo que realmente ocurrió.
Para el resto de los mortales, el suceso seguirá siendo motivo de festejo a cada nuevo aniversario, pues no se trató de una empresa pequeña y representa una muestra de lo que el ingenio del ser humano puede lograr.

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